LA DECISIÓN DE VENIR

Hacía mucho tiempo que pensabamos en romper con la rutina de Barcelona, que teníamos que vivir la experiencia de conocer otros lugares ya que pensamos que esto nos enriquecerá a todos los niveles. Al principio no teníamos muy claro si la experiéncia sería viajando por el mundo o instalándonos en otra ciudad; coincidieron varias cosas que nos hicieron decidir a Londres como destino. Los motivos principales eran aprender inglés y seguir mejorando profesionalmente, sobretodo en mi caso (Ruben) ya que Londres es la capital europea de la postproducción.

Desde el principio nos lo tomamos todo con mucha ilusión pero eso no quita que pasáramos por momentos duros, y con eso queremos decir desde vaciar y alquilar el piso ( no sabéis lo que se llega acumular en una casa), hasta lo mas duro que fue la despedida de la gente que queremos.

Nos empezamos a preocupar de que es lo que necesitaríamos en Londres para vivir, hasta que nos dimos cuenta que lo importante era cerrar todo lo que teníamos en Barcelona, Londres ya llegaría. Se lo dijimos a la familia, buscamos escuelas de inglés, dejamos los trabajos, escalada, pusimos en venta la moto, vacunamos y preparamos los pasaportes para traernos a los cupis (nuestros gatitos) y pusimos en alquiler el piso, en el que queríamos que se quedara alguien conocido. Al final encontramos a Miriam (encantadora ella) para quedarse en nuestra casa, una amiga de hace años en la que confiamos, ya que no es fácil decidir a quien le dejas tu hogar.

También aprovechamos la situación para que nuestras familias se conocieran (si, sabemos que ya era hora!) en una agradable comida en un restaurante, nada de cocinar en casa, bastante teníamos nosotros con nuestra situación!!

Y después llego la fiesta de despedida, que organizamos sin mucho tiempo. Encontramos un sitio en Horta ideal para hacer barbacoas (gracias Fanny) e hicimos que todos trajeran algo de comer. Todo fue rodado, la gente colaboró y salió informal, tal como queríamos. La gran sorpresa llego a través de un video (os recuerdo que sin acabar, Ruben) en el que todos a su manera se despedían de nosotros. Todo el mundo di sfrutó, o eso esperamos, y luego poco a poco se fueron marchando con alguna que otra lagrimita.

Y llego el último día: las maletas, las cosas que te llevas , las cosas que dejas, las últimas cajas y el último adiós a la casa y a los cupis. Cogimos los billetes y camino al aeropuerto. El último adiós, la pena, la alegría, una mezcla de sentimientos difícil de explicar y nos metimos en el avión rumbo Londres!